Les preguntamos a las personas que acompañamos sobre el acuerdo de paz y como creen que cambia la situación en Colombia, sobre las expectativas y esperanzas que tienen una vez se firme la paz con las Farc y que riesgos existen para las regiones.
Maritze Trigos Torres
Los Acuerdos de Paz no pueden ser LETRA MUERTA, deben convertirse en auténticos compromisos, LETRAS VIVAS que transformen el país, hacia una paz con justicia social.
Esperamos pronto que el ELN se siente a la Mesa de Diálogos con el Estado.
Será un proceso de varios años, el conflicto aumentará, por eso no hablamos de post-conflicto, sino de post-acuerdos, de ahí la urgencia del apoyo de países amigos sin intereses particulares y de organismos internacionales, también aportes desde las iglesias y el movimiento social.
Olga Silva, Humanidad Vigente Corporación Jurídica
La firma de los acuerdos de La Habana, entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc, con los cuales se le dará una salida política a la confrontación armada, le dará oportunidad al pueblo colombiano para que el establecimiento aborde las causas estructurales que han generado el conflicto, y el pueblo pueda participar en las transformaciones económicas, sociales y políticas que son necesarias para que Colombia dejé de ser uno de los países con mayor desigualdad y con un alto registro de graves violaciones a los derechos humanos. Ya no habrá justificación para que los gobiernos de turno inviertan gran parte del presupuesto nacional en la guerra, sino que éste deberá destinarse al bienestar social de la nación colombiana.
Un gran riesgo es la amenaza que representan los grupos paramilitares que hacen presencia en algunas zonas del país y que están empeñados, tanto ellos como sus auspiciadores, en entorpecer el logró del fin del conflicto armado, porque son beneficiarios de la guerra y no quieren que se acabe. De ahí que sea necesario el desmonte real y efectivo del paramilitarismo, que hoy es nombrado bajo diferentes nominaciones: Bacrim, Grupos Pos desmovilización, Grupos Neo paramilitares, rastrojos, urabeños, etc.
Padre Alberto Franco, Comisión Intereclesial de Justicia y Paz
El acuerdo en La Habana es para la terminación del conflicto armado, condición para construir la paz. Pero la transformación dependerá de la instauración de la paz con justicia social y los cambios democráticos que el país requiere.
Creo que el acuerdo para la terminación del conflicto armado trae algunos riesgos. El primero es que los espacios dejados por las guerrillas sean copados, por ejemplo, por el paramilitarismo.
Un segundo riesgo es que, en el momento de la implementación, las comunidades que han sido víctimas queden al margen, que se vuelva un derroche de dinero sin preocupación por los procesos de construcción de las comunidades a largo plazo.
*primera foto: Charlotte Kesl