Retorno a La Madre Unión

Territorio colectivo de La Larga Tumaradó:

Hace calor a las 11 de la mañana en la Zona de Biodiversidad La Madre Unión, en la cuenca de La Larga Tumaradó. La comunidad, aproximadamente cuarenta mujeres, hombres y niños, está agrupada a la sombra de un techo de zinc. Héctor, uno de los líderes de la comunidad, lanza la pregunta: “¿Qué pasó el 12 de octubre del 2014?” Hay un breve silencio, algunos niños riendo, un gallo gritando. Luego, poco a poco, los miembros de la comunidad empiezan a contar lo que recuerdan de ese día.

ZB Madre Unión

Hoy es el 12 de octubre del 2017. Hace exactamente tres años, 14 familias de la comunidad de La Madre Unión regresaron al territorio, acompañadas por miembros de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz (Cijp) y dos brigadistas de PBI. Llegaron con las semillas que iban a sembrar, con sus herramientas de trabajo, con unas hamacas para dormir y la ilusión de poder volver a sus tierras de las que habían sido desplazadas en el año 1997 por los paramilitares.

Durante los primeros días del retorno, mujeres y hombres se turnaron para hacer guardia en la entrada a la vereda. Lucharon con los mosquitos y con el miedo, porque el terrateniente y sus hombres daban vueltas por el territorio de noche. En el quinto día, la comunidad recibió la primera amenaza. Pero la comunidad no se dejó intimidar. Tanto los hombres como las mujeres asumieron las tareas duras del trabajo en el campo porque para reconstruir la vereda y cultivar las tierras se necesitaba la colaboración de todos y todas.

En el 2014, la Agencia Nacional de Tierras animó a la comunidad a volver y reclamar sus tierras. Sin embargo, el retorno ocurrió sin acompañamiento de las instituciones del Estado. Hasta hoy, el proceso de restitución de tierras ha avanzado muy lentamente. Las 600 hectáreas de territorio colectivo y algunos predios con títulos individuales no han sido restituidos formalmente a la comunidad y muchas partes siguen siendo ocupadas por ocupantes de “mala fe”.

Las comunidades de La Larga Tumaradó se benefician de medidas cautelares otorgadas por el Juez de Restitución de Tierras de Quibdó, medidas que tienen el fin de proteger a los y las campesinas y a las comunidades afro que reclaman predios en este territorio. En diciembre del 2016, el Juzgado de Restitución de Tierras de Quibdó prorrogó las medidas cautelares sobre el territorio de La Larga Tumaradó, y además ordenó a la Unidad de Restitución de Tierras que dentro de seis meses presentara la demanda de restitución de tierras. Dicho plazo se cumplió y la demanda no se presentó[1].

Además, en el 2013, se otorgó una licencia minera a la empresa Anglogold Ashanti en un lugar llamado el Cerrito. Esta licencia se otorgó sin la realización de una consulta previa, tal como la ordena la ley cuando se van a desarrollar proyectos mineros en territorios colectivos habitados por minorías étnicas. Los territorios colectivos de La Larga Tumaradó hoy son ocupados por terratenientes y agroempresarios sobre quienes pesan investigaciones penales por despojo de tierras. A pesar de esto, el juez resolvió nulidad de la licencia con suspensión. Esto significa que si bien el juez reconoció a las comunidades como víctimas de despojo, la empresa podrá avanzar con su proyecto extractivo. La decisión del juez se basó en el argumento que la empresa no fue responsable del despojo[2].

Lisa

La comunidad de La Madre Unión hoy es más pequeña que antes del desplazamiento. Muchas familias no retornaron. Se han instalado en los cascos urbanos como Turbo, algunos ya se han acostumbrado a la vida en la ciudad, pero otros todavía no vuelven por el miedo de recibir nuevas amenazas. Pero la pequeña comunidad de La Madre Unión ha demostrado que el retorno es posible. Su cohesión y el apoyo mutuo les da la fuerza para resistir. Después de tres años, la comunidad puede mostrar con orgullo lo que han logrado conjuntamente. Cosechan mucho arroz, yuca, plátano, papas, papayas, maracuyás… Para el almuerzo de este día especial de la conmemoración del retorno, cada familia ha aportado una gallina, una puñalada de arroz, yuca, papa y plátano. La comunidad sabe que queda mucho trabajo por hacer: el cultivo de las tierras, la reconstrucción de su tejido social y la recuperación legal de su territorio.

Lisa


Notas de pie:

[1]IPC, Dilaciones y agresiones llenan de incertidumbre el proceso de restitución en La Larga-Tumaradó, 2 de agosto de 2017
[2]Verdad Abierta, Título minero enreda restitución en consejo comunitario La Larga-Tumaradó, 20 de septiembre de 2017

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