Fabián Laverde es una de las personas defensoras que está detrás de la Corporación Social para la Asesoría y Capacitación Comunitaria (Cos-pacc), una organización no gubernamental de base que acompaña a comunidades vulnerables en Colombia. Desde el 2009, PBI ha tenido el privilegio de acompañar este encomiable trabajo de “defensa de la vida”, como diría Fabián, un trabajo por el cuál sus miembros han recibido multitud de amenazas. Nos sentamos a charlar con este defensor para preguntarle qué significa hoy ser una persona defensora y, sobre todo, qué significa realizar este trabajo bajo las amenazas constantes que él, como tantas otras personas en Colombia, recibe por haber dado un paso adelante en la defensa de los derechos humanos.
“Si uno estuviera preparado para morirse no sería defensor de derechos humanos. ¿Para qué, entonces, defendería yo la vida?”
“Mi idea de qué es ser defensor de derechos humanos difiere un poco de la definición de Naciones Unidas. La defensa de los derechos humanos es una acción que se hace a partir de la conciencia de la defensa de la vida. Pero el defensor de derechos humanos se debe a los procesos organizativos; es decir, no existe ni puede existir de manera individual.” El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos, define a las personas defensoras como: “la persona que, individualmente o junto con otras, se esfuerza en promover o proteger” los derechos de todos y todas en todas partes. Para Fabián, sin embargo, y debido a su experiencia, esta es una labor que sí o sí debe realizarse en comunidad, en el tejido de relaciones sociales donde puede crecer esa vida que se está defendiendo.
¿Cómo se hace este trabajo? Según Fabián, “en la práctica uno aprende cada día a defender la vida”, no es algo que nadie sepa de antemano; sino que requiere de un trabajo constante. Es en esa práctica cotidiana que “uno se va llenando de más razones” y más causas por las que luchar y va capacitándose para ello.
En sus años como defensor, “la mejor experiencia ha sido”, para Fabián, “poder compartir y comprender una diversidad amplia de realidades, como los colectivos indígenas, mujeres, afrodescendientes, jóvenes”. Esta experiencia, para él, se ha basado en “compartir y construir” de forma conjunta; y en aprender y “capacitarse constantemente para crear política pública de Derechos Humanos”.
PBI Colombia
