I
Navegar las aguas limpias del río Naya es satisfactorio para los sentidos. Una frondosa vegetación irrumpe nada más dejas el océano Pacífico para adentrarte en esta cuenca: un zigzagueante camino fluvial en cuyas orillas se salpican 64 comunidades negras, todas ellas pertenecientes al Consejo Comunitario del Naya[1]. Están ahí desde tiempos ancestrales, “concretamente 338 años de vida”, según explican Seguir leyendo Resistir en las aguas del Naya